La lactancia materna reduce el riesgo
de infecciones tales como diarrea, neumonía, otitis, Haemophilus influenza, meningitis
e infección urinaria.
Protege también contra condiciones
crónicas futuras tales como diabetes tipo I, colitis ulcerativa y la enfermedad
de Crohn. La lactancia materna durante la infancia se asocia con menor presión arterial
media y colesterol sérico total, y con menor prevalencia de diabetes tipo 2,
sobrepeso y obesidad durante la adolescencia y edad adulta.
En el niño la lactancia materna hace
que la unión existente durante el embarazo se mantenga, contribuyendo en el
equilibrio emocional de la madre y el niño (desarrollo psicomotor).
La lactancia materna retarda el
retorno de la fertilidad de la mujer y reduce el riesgo de hemorragia
post-parto, cáncer de mama premenopáusico y cáncer de ovario en la mujer.
Para aquellas mujeres que no pueden amamantar a sus bebés o que deciden
no hacerlo, las leches infantiles son una buena alternativa. Ya que también
proporcionan un aporte adecuado a los requerimientos nutrimentales del bebé.
Existen además varios tipos de fórmulas que se adecuan a las necesidades del
bebé.
Otra ventaja es que es fácil de preparar y transportar. Además es
eficiente para mujeres que tienen actividades laborales y no pueden estar
presentes a la hora de comer del bebé.
Hay mujeres que se cohíben al tener que amamantar en público, y de al
dar leche de formula en biberón se puede evitar esta situación.
Anteriormente se comentó que la lactancia materna crea una conexión
especial entre la madre y el hijo, y muchas veces se cree que al implementar la
leche de formula se pierde esta conexión, pero no precisamente debe ser así, ya
que se puede establecer
un vínculo emocional con el bebé igual de fuerte y tener una intimidad similar
con él a la hora de comer.
En
conclusión a pesar de los esfuerzos que hace la industria por
obtener productos similares a la leche materna, las fórmulas artificiales están
todavía alejadas de asemejarse a ella. El aporte de la leche materna, beneficia
no solo al niño/a, sino que contribuye a la relación madre-niño/a, lo que
permite considerar investigaciones y/o estrategias que trabajen sobre el apego
a la lactancia materna con inclusión importante del entorno social. También se
ha demostrado que en la lactancia materna exclusiva los bebés tienen un óptimo
crecimiento y una mejor distribución compartimental de los tejidos a
comparación de niños alimentados con leche de formula.
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